lunes, septiembre 24, 2007

Odio

Odio, pero no te odio a vos.
Me odio a mi mismo.
Me odio por haber sido tan estúpido, tan iluso...
Me odio por haberme creido tus mentiras reconfortantes, cálidas y suaves...
Por ilusionarme con algo tan imposible de alcanzar, como la felicidad.
Me odio por haberme dejado ahogar en el vacío de tus ojos,
en la oscuridad de tu alma...

Me odio por haberme convencido a mi mismo, aunque todo me decia lo contrario, que no eras mi ruina.
Me odio por haberme creido mi propia mentira.

Me odio por amarte con locura y por odiarte hasta mi muerte.
Por haberte tomado de la mano aún sabiendo que me llevabas directo al infierno, sólo para abandonarme ahí.

No te odio. Solo me odio a mi mismo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Viste a Icaro y asalte tu ventana
y mira lo que encuentro: lo mismo que a uno le pasa por ser un ciego del sentimiento. Tu poema me ha gustado mucho, además que me identifico también con él. Pero "no hay mal que por bien no venga"

Un abrazo

Susana dijo...

Es odio... o es frustración por la mala elección?
o es el dolor de la herida abierta que mezcla los sentimientos?
No se... pero creo que también transité por ahi... y lo que si se es que no quiero transitar más...

Besos...

Leonardo dijo...

ÉCLIDES: Gracias! Hable algo con Icaro, pero no mucho. No me gusta iniciar siempre una conversacion.

susana: No es frustracion. Es simple odio. La eleccion no fue mala, creo que volveria a hacer lo mismo si estubiese en el mismo punto de partida. Por ahi algo mejor, pero basicamente lo mismo. No es de mi el dejar a la gente hecha mierda a la deriva.

Tengo la mala costumbre de siempre poner delante mio a la gente que amo. Y asi te pagan despues...

No merecia siquiera mi atencion, pero se la di de todas formas. Y no me arrepiento.

De bueno te toman de boludo.

Beso!