lunes, febrero 11, 2008

Poesía para alguien que ya no está

Vagaba perdido, insensible y vacío por esta vida sin color;
con los ojos cerrados, ahogado por el dolor,
hasta que de repente una intensa luz me iluminó...

Abrí los ojos y ahí estabas:
mi angel único, radiante,
como el principito de Saint-Exupéry.
La belleza de tus ojos, de tu alma,
inundó con una luz cegadora multicolor,
cada uno de los espacios grises de mi corazón.

Tu inocente y tierna sensualidad
me sacude, me enloquece, me golpea salvajemente,
provocando una avalancha de furiosos sentidos
que me arrastran por toda la eternidad.

Inconsciente de mí, sin medir las consecuencias,
te entregué mi vida, mi pasión, mi conciencia;
te entregué, quizá el único y más simple,
pero mas valioso de mis tesoros:
el amor más puro e infinito que puedo sentir.

La vida me ha golpeado de maneras increibles
con una indescriptible y feroz crueldad,
terrible e intenso dolor, sólo comparable
al que siento cuando vos no estás...

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